sábado, 11 de julio de 2015

CORDOBA, EN MAYO



Mayo es, sin duda, uno de los mejores momentos del año para visitar Córdoba.
Un mes de fiestas, aromas y sabores que en 2015 arranca 29 de abril al 3 de mayo con el Concurso de las Cruces de Mayo.

Continúa del 4 al 17 de mayo, cuando los cordobeses compiten para ganar el Certamen de Rejas y Balcones o el Concurso de Los Patios de Córdoba.

Y termina del 23 al 30 de mayo con la Feria de Córdoba, en el recinto de El Arenal, donde caballistas, gitanas y flamencos se dan cita en honor de Nuestra Señora de la Salud.
Desde el año 1921 el Ayuntamiento de la ciudad organiza durante la primera quincena de mayo un concurso de Patios, en el que los propietarios de estos engalanan sus viviendas con ahínco para conseguir el prestigioso galardón ofertado por el Consistorio. Paralelamente se celebra un festival con numerosas actuaciones folclóricas donde se dan cita los mejores cantaores y bailaores de la tierra.



Junto con la Batalla de las Flores que se celebra el día 1 de mayo, en las que una cabalgata de carrozas decoradas con flores pasean por Córdoba dando la bienvenida a la primavera, se celebra el Concurso Popular de Cruces de Mayo de Córdoba.

En los patios y plazas se levantan cruces de gran tamaño decoradas con flores, macetas y mantones de manila. Las Asociaciones de vecinos y Peñas instalan una barra de bar donde se sirven las tapas típicas y bebidas que reconfortan al visitante. Todo amenizado con música de sevillanas y espectáculos nocturnos de baile.

Pasear por los barrios de San Basilio, San Andrés, Santa Marina, San Agustín y la zona centro dan al visitante una perfecta imagen de Córdoba en mayo.
HORARIO TRENES IDA (desde Barcelona)
 
HORARIO TRENES VUELTA (a Barcelona) 


La Feria de Córdoba se celebra normalmente a finales de mayo, en conmemoración de Nuestra Señora de la Salud. En el recinto del Arenal, de fácil acceso, se dan cita caballistas, gitanas y flamencos, en las casetas que se disponen de forma ordenada y repartidas en las distintas calles del ferial. Dichas casetas son públicas la mayor parte del tiempo, por lo que todos los visitantes tienen las puertas abiertas para entrar en aquellas que deseen, que es precisamente en lo que consiste parte de la diversión.


La mejor manera de conocer Córdoba es perdiéndose por sus calles estrechas y parándose a contemplar sus muchos patios cuajados de flores. Su monumento más representativo es, sin duda, la Mezquita. Se trata del principal monumento de todo el Occidente islámico y también de uno de los más importantes de todos los tiempos, que ha servido de ejemplo para posteriores construcciones tanto árabes como cristianas. La actual mezquita-catedral es el resultado de dos periodos: el de construcción que abarca del siglo VIII al X y las obras realizadas para introducir la catedral que se hicieron en el siglo XVI.
La ciudad posee además un interesante patrimonio de iglesias que reflejan las huellas de la historia, ya que gran parte de ellas son templos de estilo románico-gótico sobre primitivas edificaciones árabes.
En nuestro paseo cordobés podemos llegar hasta la plaza de la Corredera, de ladrillo rojizo, hasta la renacentista plaza del Potro o hasta la plaza de los Capuchinos donde se puede admirar el famoso Cristo de los Faroles. Entre los edificios civiles hay que destacar el Hospital de San Sebastián convertido hoy en Palacio de Congresos y el Palacio de Viana, con sus once patios y su bello jardín. El Castillo de Doña Mencía, el Monasterio de Santa María, el Museo Histórico y Arqueológico, el Museo Romero de Torres y la Casa de las Bulas, edificio del siglo XVI que alberga el museo taurino, son otros de los puntos de interés de esta población.
 


La Mezquita -Aljama- de Córdoba es el monumento más esplendoroso de la etapa musulmana en todo Occidente.
Su construcción fue iniciada cuando el omeya Abd-al-Rahmán constituye a Córdoba como capital de Al-Andalus en el año 785, sobre la planta de una antigua iglesia dedicada a San Vicente, y ampliada en sucesivas etapas por Abd-al-Rahmán II, Al-Hakam II y Almanzor.
Ocupa un espacio de 24.000 m2, siendo su interior un auténtico bosque de columnas y arcos donde destaca el excepcional y admirable Mihrab con inscripciones del Corán en oro y ricos mosaicos.
En La Mezquita subyacen distintos estilos: la inicial de Abd-al-Rahmán I tiene la influencia hispano-visigoda y donde se aprovecharon materiales y columnas procedentes de otras construcciones; su planta cuadrada está compuesta por arcos de herradura apoyados en otros de medio punto que sirven para dar una mayor elevación a la cubierta, resistencia al conjunto arquitectónico y facilitar la iluminación.
Con Abd-al-Rahmán II se efectúa la primera ampliación, y con Al-Hakam II se produce la más grande y ambiciosa ampliación, aumentando en once tramos más de arquerías que cierran definitivamente con la qibla y el Mihrab.
Esta etapa es la más sobresaliente de todas, destacando los fustes por sus tonalidades de color, basamentos ornamentales, así como los techos que nos representan los más bellos artesonados, los arcos angrelados y lobulados.
Posteriormente, Almanzor, emulando a sus predecesores, efectuó obras de ampliación en La Mezquita, siendo éstas las que cerraron el proceso de construcción del monumento.
También acoge La Mezquita, desde el año 1523, a la Catedral cristiana, construida tras la reconquista junto a otras capillas laterales. Destaca el impresionante Retablo Mayor, el Retablo Barroco, la sillería del coro labrada en caoba, y el Tesoro de la Catedral compuesto por joyas de incalculable valor, entre las que destaca la Custodia de Arfe.

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